RESTAURANTE IZTAC, ALTA COCINA MEXICANA EN MADRID

Próximo a cumplir su primer año de vida , el restaurante Iztac renueva su carta por completo para continuar viajando por los diferentes Estados del país azteca, centrándose en una cocina que por variedad, riqueza y matices consiguió ser la primera en ser declarada por la Unesco Patrimonio Invaluable de la Humanidad.

Alejándose de los tópicos, de la ortodoxia y del tex-mex, Iztac en su primer año de vida ha aportado calidad y autenticidad al concepto de la gastronomía mexicana que se conoce en Madrid.

En David por Madrid nos encanta darnos una vuelta al mondo alrededor de una mesa y en el caso de hoy nos vamos a ir a México conociendo la mejor gastronomía del país.

No cabe duda que Iztac ha sido uno de los mejores mexicanos que hemos visitado hasta el momento tanto por localización, decoración, cocina y servicio.

EL RESTAURANTE

En su espectacular salón decorado por el estudio Free Hand de la mexicana Lourdes Treviño y presidido por los impactantes lienzos del artista Gabriel Moreno, Iztac es “el restaurante -en palabras de su propietario Jorge Vázquez– al que a él le gustaría ir en México DF cuando visita su país de origen”.

Todo ello en el espacio que durante años ocupó el popular México Lindo, primer restaurante mexicano de Madrid que abrió sus puertas en 1959.

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LA COCINA

A cargo de la cocina de Iztac, el chef Nacho Oropeza transporta al comensal a los sabores más genuinos de esta gastronomía utilizando los ingredientes que esta cocina ofrece y que hacen de cada bocado algo sorprendente.

En su nueva propuesta que llega justo cuando Iztac se aproxima a su primer cumpleaños, se presenta una carta en la que se renueva prácticamente la totalidad de los platillos manteniendo la esencia e identidad que Iztac ha sabido ganarse a lo largo de su año de vida.

Encontramos entrantes tan sugerentes como las pellizcadas veracruzanas (15€), el queso relleno yucateco (15€), un sabroso aguachile negro de gambas (18€), el refrescante cóctel de vieira (15€), las deliciosas enfrijoladas (15€) o ese homenaje al platillo más callejero de la gastronomía mexicana, los esquites (15€), que en esta ocasión se acompañan de tuétano que les aporta untuosidad.

Pellizcadas veracruzanas

Aguachile de gambas

 

Entre sus pescados, el popular mextlapique (22€), la langosta al estilo Puerto Morelos (22€) o el pescado del día al pastor siguiendo la receta con la que se elaboran los conocidos tacos.

Si nos decantamos por la carne, encontramos platillos tan seductores como el chicharrón en salsa verde (20€), el mole negro con pavo (22€) o el solomillo en coloradito (25€). Recetas en las que Oropeza y su equipo juegan con esa inmensa variedad de moles elaborados de forma artesana que transforman la carta en un auténtico mosaico de sabores.

Como no, en la nueva carta hay también espacio para dos tacos. El taco árabe (7€), precursor del conocido taco pastor y el taco Gobernador (7€) elaborado a base, entre otros ingredientes, de trucha asalmonada.

Y como nota dulce de la oferta gastronómica de Iztac, no nos podemos perder la delicada tartaleta de cajeta y plátanos (8€).

RESUMEN

• Ambiente y local: elegante, amplio y con elementos decorativos originales de México.
• Servicio: eficaz, atento y usando protocolo en el servicio.
• Ticket medio por persona: 40€

CONTACTO

• Web: http://iztac.es/
• Dirección: Plaza de la República del Ecuador, 4
• Teléfono de reservas: 91 009 02 35
• Metro: Colombia.

¿Conoces la historia de Iztac?

El espacio recibe su nombre de la leyenda de los amantes Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Una historia de amor ambientada en el esplendor del Imperio Azteca que relata la tragedia de estos dos enamorados. Dominado el valle de México por los aztecas, numerosos pueblos vecinos, cansados de pagar el tributo obligatorio, deciden luchar por la libertad del pueblo. Uno de ellos, el cacique de los tlaxcaltecas, padre de la joven y bella protagonista, Iztaccíhuatl, depositó su confianza en el joven guerrero prometido de su hija, Popocatépetl, para liderar su pueblo. 

Popocatépetl parte a la batalla con la promesa de tomar la mano de Iztaccíhuatl si regresaba victorioso de la batalla. Al poco tiempo, un rival del joven, celoso del amor que ambos se profesan, confiesa a Iztaccíhuatl que su amado había muerto durante el combate. Abatida por la tristeza y sin saber que era mentira, Iztaccíhuatl muere. Un hecho que Popocatépetl desconoce hasta su regreso. Entristecido por la noticia, decide honrar su amor y manda construir una gran tumba ante el sol amontonando diez cerros formando una montaña.

En brazos carga el cuerpo de su enamorada hasta la cima. Una vez allí, el joven lo recostó sobre el suelo y le dio un beso póstumo. Con una antorcha en la mano se arrodilla junto a su amada para velar por su sueño eterno. Desde entonces permanecen juntos uno frente al otro.

Con el paso del tiempo y con la nieve cubriendo sus cuerpos, los jóvenes se convierten en dos grandes volcanes que seguirán así eternamente. La leyenda añade que cada vez que Popocatépetl se acuerda de Iztaccíhuatl el volcán arroja cenizas en un símil a la pasión eterna de su antorcha echando humo.